Es usual en algunos mercados internacionales que las peleas, los destrozos y el desorden acompañen esta fecha de descuentos. Aún así, los potenciales clientes, no dejan de asistir a este evento y te explicamos por qué.
A pesar de la crisis sanitaria y la escasez de contenedores, vuelve el Black Friday y con él las aglomeraciones que por años han acompañado esta campaña de descuentos en todo el mundo. Históricamente, este evento es considerado con más poder de convocatoria que Disneyland, al parque temático asisten aproximadamente 18.5 millones de personas al año y, durante el viernes negro únicamente, Walmart recibe 22 millones de clientes según la revista Fortune.
Unas cifras que se han tornado peligrosas ante el ímpetu de los potenciales clientes, quienes buscan realizar sus compras sin importar lo que suceda. Esto ha llevado a que, en numerosas ocasiones se lleven a cabo enfrentamientos entre personas, en el 2018, por ejemplo recordemos una escena viral en la que dos mujeres se pelearon por un set de sartenes en un Walmart de Georgia, USA.
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Así, de acuerdo con información de medios internacionales, en los últimos años, han fallecido más personas en Estados Unidos durante eventos relacionados al Black Friday que atacados por tiburones. En tal sentido, National Geographic calcula que en los mares del país norteamericano suceden unos 16 ataques de tiburón cada año y solo uno de estos incidentes es mortal.
Mientras que, por el viernes negro han sido heridos más de 98 personas no menos de 7 personas han muerto durante el viernes negro en los últimos años, según medios internacionales. Aun así, a pesar de tratarse de un escenario tan complejo, las personas no dejan de asistir y la respuesta a esto va más allá de los precios.
Obsesión por las compras
Durante la jornada de descuentos las marcas compiten por vender más y los consumidores, a su vez, están compitiendo por comprar más. Se trata de una tendencia de consumismo que se ha implantado socialmente y que, según el economista Victor Lebow, se ha convertido en una forma de vida e incluso en una expresión de crecimiento económico.
Así mismo, las peleas y las compras de artículos que no son esenciales para sus compradores han incrementado de una u otra forma la expresión de adicción a las compras. Aunque no existe evidencia de que esta patología está asociada exclusivamente al Black Friday, el contexto de los descuentos podría exacerbar su proliferación.
En cualquier caso, lo que está claro es que el comportamiento del consumidor durante este tipo de jornadas tiene una explicación neurológica. B. Lufkin, David Savage, profesor asociado de comportamiento y microeconomía de la Universidad de Newcastle en Australia, señala que cuando los compradores ven que todo el mundo está comprando algo, más personas comienzan a ver tal producto como un objeto de deseo.