Según el diccionario, “tincar” es golpear con los dedos, extendiéndolos violentamente y se usa en parte de Argentina, en Bolivia y en el Perú.
¿Quién que ha jugado a “las bolitas” de chico, no golpeaba la bola, para impulsarla con el dedo índice, que estaba haciendo una “¿O” con el pulgar, “soltarlo” y así pegarle a la canica de vidrio?
¡Se “tincaba” la bola, pues!
Pero cuando uno dice “me tinca”, quiere decir que tiene una corazonada… Y “tinka” es una palabra quechua, que significa una ofrenda “primera”, a la divinidad, la “Pachamama” (“Madre Tierra”) o a los “apus” celestiales; y este también es el nombre de un popular juego de lotería (o sea que “me tinca” –tengo la corazonada- de que ganaré la “Tinka”).
Todo esto viene porque el creativo publicitario –el redactor, para ser preciso- tiene la “tincada” de que el slogan creado después de dar muchas vueltas a las palabras, “funcionará” bien, “pegará” y será popular. Es una corazonada que no proviene del azar, sino de los diversos elementos que el redactor publicitario maneja; de cómo los interpreta, la manera de ir uniéndolos, de la formación y experiencia que tiene, viene de la información que le han proporcionado o consiguió por su cuenta. Es fruto de un trabajo mental que recibe el nombre de “creatividad” y donde el azar –si es que juega algún papel- es pequeñísimo.
Lo peor que puede hacer un creativo publicitario, es “adivinar”, porque estoy seguro que en un 99% de los casos, errará y quien “pagará el pato” será él, bien sea porque lo “adivinado” sea impracticable y se dé cuenta, o que el cliente lo considere así y no lo apruebe, generándose, en ambos casos, mayor trabajo y pérdida de tiempo.
Sucede, que se cree que la creatividad publicitaria es una sucesión de “tincadas”, de azares o de “ingeniosidades”, producto de la “buena estrella” del creativo, que en realidad no es otra cosa que un trabajador formado, informado y con experiencia.
La publicidad, lo repetiré siempre, no es todo lo fácil que parece ser para lograrse y requiere del trabajo de mucha gente, que aporta cada cual, en su área de especialización; porque eso sí, la publicidad es un asunto de especialistas.