La compañía confirmó que lanzará una versión limitada de su icónica bebida endulzada con azúcar de caña en Estados Unidos. El movimiento llega tras los comentarios públicos de Donald Trump y en medio de una tendencia global por fórmulas más naturales y menos procesadas.
Coca-Cola anunció el lanzamiento de una nueva versión de su bebida clásica elaborada con azúcar de caña real, tras décadas usando solamente jarabe de maíz de alta fructosa (HFCS). El cambio se produce después de que Donald Trump afirmara públicamente en redes sociales:
“He estado hablando con Coca-Cola sobre usar azúcar de caña real en la Coca-Cola en Estados Unidos, y han aceptado hacerlo. Quiero agradecer a todos los directivos de Coca-Cola. Será un muy buen paso para ellos: ya lo verán. Simplemente es mejor.”
La empresa confirmó que la nueva fórmula se lanzará este otoño en EE.UU. como una opción complementaria, no para reemplazar la versión vigente.
¿Qué cambia y por qué es importante?
La principal diferencia es el edulcorante: azúcar de caña en lugar de jarabe de maíz. Aunque nutricionalmente la diferencia es mínima. Expertos señalan que ambos aportan calorías similares.
Para la marca, se trata de responder a la demanda de los consumidores por opciones más limpias, y de innovar sin tocar la versión tradicional. El CEO James Quincey señaló que el objetivo es “expandir nuestra gama de productos…para reflejar el interés de los consumidores por experiencias diferenciadas.”
Además, la empresa aclaró que la versión con azúcar de caña “complementará el portafolio principal fuerte de la compañía y ofrecerá más elecciones en distintas ocasiones y preferencias.”
Entre nostalgia y estrategia comercial
Este lanzamiento toca dos temas clave: el gusto por lo clásico y la estrategia de mercado. Muchos consumidores lo ven como un regreso al sabor original, uno que ya se usaba fuera de EE.UU., mientras que la empresa lo posiciona como una innovación.
El hecho de que la fórmula con azúcar de caña tenía ya seguidores (como la versión “Mexican Coke”) refuerza la narrativa. Algunos analistas advierten, sin embargo, que aunque se cambie el edulcorante, el impacto en salud es limitado: el reto real sigue siendo reducir el consumo total de azúcar.
En definitiva, Coca-Cola combina marketing y nostalgia en una estrategia que busca reconectar con su esencia, captar nuevas audiencias y recordar por qué su sabor sigue siendo parte de la cultura popular.










