El crecimiento moderado, el control de precios y un repunte decisivo de la inversión privada marcaron un año que deja avances claros, pero también tareas pendientes para que el progreso llegue a más peruanos.
El 2025 termina con una economía peruana que muestra señales claras de recuperación, aunque con matices. Los indicadores macroeconómicos confirman un año de crecimiento moderado, sostenido por sectores específicos y por un entorno de precios estables. Sin embargo, la percepción ciudadana no siempre acompaña las cifras, lo que abre el debate sobre la calidad y alcance del crecimiento.
Entre enero y septiembre, el Producto Bruto Interno acumuló un crecimiento de 3.3%, impulsado principalmente por actividades productivas que lograron un mejor desempeño frente a años previos. Para el cierre del año, las proyecciones oficiales mantienen ese ritmo, ya que el Banco Central de Reserva del Perú estima una expansión cercana al 3.2%, mientras que el Ministerio de Economía y Finanzas proyecta hasta 3.5%.
Estabilidad de precios e inversión como ejes del desempeño económico
Uno de los factores más relevantes del año fue el control de la inflación. En octubre, la variación interanual de precios alcanzó 1.35%, ubicándose cómodamente dentro del rango meta del BCRP, fijado entre 1% y 3%. Este entorno permitió mayor previsibilidad para el consumo y las decisiones financieras de los hogares.
«Cuando la inflación está controlada, las familias pueden planificar mejor sus compras y su presupuesto sin grandes sorpresas. Este resultado refleja el trabajo serio y consistente del BCRP, una institución técnica que actúa con autonomía y que ha sido esencial para mantener la estabilidad en el país. Gracias a esa estabilidad, los hogares tienen un entorno más predecible y favorable para tomar decisiones», afirmó César García, economista de la Red de Estudios para el Desarrollo (REDES).
A nivel sectorial, el crecimiento encontró soporte en tres actividades clave. El sector agropecuario avanzó 6%, impulsado por una mayor producción de cultivos orientados a la exportación. La construcción creció 5.6%, apoyada en mayor ejecución de obras y demanda de insumos, mientras que el transporte se expandió 5.4%, reflejando el aumento de viajes y movimiento de mercancías.
El dato más importante del año: la inversión privada
El dato más contundente del año llegó desde la inversión privada. En el tercer trimestre, esta creció 11.4%, el mayor avance trimestral registrado en los últimos cinco años, excluyendo el rebote posterior a la pandemia en 2021. Este desempeño respondió a la recuperación de la inversión minera, el dinamismo de proyectos de infraestructura y un mayor flujo de capital extranjero. Para el cierre de 2025, el BCRP estima que la inversión privada acumulará un crecimiento de 6.5%, casi el doble del registrado en 2024.
Pese a estos avances, el panorama no está exento de riesgos. La inseguridad ciudadana, la presencia de economías ilegales y la baja ejecución del gasto público continúan afectando la actividad económica y la confianza. En ese sentido, el reto para los próximos años será convertir estas cifras en mejoras concretas para más regiones y sectores de la población.









