Hoy día, todos escuchamos (o queremos escuchar) podcasts. Está de moda. Es trendy y nos enamora. Gigantes tecnológicos como Google, Facebook y hasta YouTube se pelean por ocupar el mayor espacio en este, no tan nuevo, medio de comunicación. Sin embargo, muchos aún se preguntan cómo engancha un podcast con el consumidor.
Siempre es útil remontarse al origen. El término podcast nace por allá a principios del milenio (2000). Es una combinación de la palabra iPod y broadcast (transmitir). Como el iPod transmite audio, se trata de un file digital de audio que se encuentra online en Internet. Podemos escucharlos vía streaming, descargarlos, navegar por plataformas como Spotify, iTunes, YouTube, iVoox y hasta Facebook, entre otras.
Tradicionalmente, los podcasts eran, generalmente, conversaciones o entrevistas largas entre dos personas, sobre un tema de nicho. La promesa era desarrollar contenido específico, interesante para un grupo particular. Los consumidores recién comenzaban a experimentar el concepto de contenido personalizado, y era más fácil enamorarlos. Después de todo, ya estaban enamorados del tema. Solía haber poca producción, edición o concepto creativo. La apuesta era de contenido puro, más que de forma.
Este formato era como un adolescente gilero y permitía producir a muy bajo costo. Bastaba tener un micrófono, una buena cabeza y una voz, para comenzar a transmitir. Muchas veces, ni siquiera encontrábamos una voz atractiva, con una entonación sexy para nuestro target. Como todo medio novedoso, el audio on demand encontró algunas dificultades.
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En primer lugar, muchas personas se confundían con el término, no quedaba claro qué era un podcast. Luego, era de difícil acceso (recién estaban naciendo grandes plataformas como Spotify, que aparece el 2006). Finalmente, el bajo nivel de producción hacía que fuera difícil engancharse, salvo que el tema en particular resultara indispensable para el usuario. Pero los podcasts continuaron avanzando y ganando terreno. Quizás por el poder que tiene la voz humana para conectar emocionalmente; y por la promesa del medio para los creadores de contenido. Ávidos por comunicar y hacerse oír, miles de personas se pusieron a trabajar en su propio podcast y se lanzaron a la piscina.
La convergencia de medios que estamos viviendo hoy en día nos pinta un panorama completamente diferente. Se pronosticó que estos años, la industria del podcast entraría a las ligas mayores de los negocios y vaya que la visión se cumplió con creces. Solo para darnos una idea del tamaño de la industria, un reporte de la Interactive Advertising Bureau y de PwC, señaló que, durante el 2018, la industria del podcast generó un estimado de 479.1 millones de dólares en revenue. Se proyectan ganancias superiores al billón de dólares para el 2021.
Las tendencias con respecto a la convergencia de medios en la era digital tienen mucho que ver con este crecimiento exponencial. Como señala otro reporte de PwC, hoy en día, los consumidores están permanentemente conectados a sus móviles, y estos se están volviendo los principales soportes para acceder a información, entretenimiento y servicios. Además, las grandes plataformas que centralizan contenido (y cada vez generan más contenido ellas mismas, como Netflix, Google, Spotify), están multiplicando su llegada y midiendo los impactos de los podcasts cada vez mejor, gracias al desarrollo de las herramientas de inteligencia artificial. En este escenario, el podcast es un medio que multiplica los mercados, abriendo nuevas posibilidades para las marcas y los usuarios.
El podcast es un medio que continúa definiéndose a sí mismo. En un principio, tenía duraciones extensas. Hoy en día, podemos encontrar toda una gama de largos diferentes. A propósito, Zack Reneau-Wedeen, fundador y jefe de Producto en Google Podcast señala que, con la aparición de smart speakers como Alexa y audífonos inalámbricos, la forma de consumir podcasts está variando, generando demanda para contenido más corto, como pastillas de información o inspiración mientras que los usuarios realizan encargos específicos, como hacer una cola.
Cada medio tiene un poder especial. En el caso del podcast es la voz y la cercanía y confianza que puede generar. La naturaleza del podcast es muy cercana a la de la música, y como ella, tiene un enorme potencial para conmovernos, acompañarnos, motivarnos e inspirarnos. Aquí, las marcas tienen una oportunidad enorme de conectar con sus usuarios, encontrando la melodía o el latido que establezca una conexión directa. Además, el potencial educativo del podcast es, literalmente, infinito. Por ejemplo, en Estados Unidos, cada vez se usan más podcast para entrenar de forma práctica y lúdica al personal. Una empresa que se dedica a esto es el Estudio de Podcast Privado para Negocios UStudio.
Los organismos, asociaciones y el Estado que necesitan comunicar, dar asesoría a ciudadanos, consejos, educación, tienen la oportunidad de crear contenido altamente deseable para su público objetivo, y a un costo efectivo y de fácil transmisión. Imaginen el poder de una estrategia de salud mental para jóvenes, apoyada en podcasts que se envíen directamente a sus celulares vía WhatsApp.
Sin embargo, para que nuestra estrategia realmente funcione, y logremos nuestro objetivo de posicionamiento, comunicación, relación afectiva con los usuarios, necesitamos crear podcasts de excelente nivel, tanto en contenido como en forma. Y aquí viene el reto. Para crear un podcast que realmente le interese a nuestro usuario y lo enganche, tenemos que conocerlos a profundidad. Para ello, debemos ir al campo, partir del usuario, conocerlo personalmente, y no desde un informe estadístico.
Por eso, en Peppermint consideramos que el proceso de design thinking es un excelente camino para desarrollar nuestra estrategia de podcast. Comenzamos por la empatía, conociendo a profundidad a nuestro usuario: ¿Quién me va a escuchar? ¿Cómo es? ¿Qué siente, qué piensa, qué sueña, qué le fastidia? Una vez que llegamos a un punto de saturación (que sucede cuando conversamos con tantas personas que los patrones se repiten, dibujando un perfil de usuario), definimos nuestro reto. A la luz de todo lo que hemos aprendido, ¿cómo debería ser nuestro podcast? Seguimos con la etapa de ideación, donde rebotamos ideas en grupo. Aquí, todas las ideas son bienvenidas. Continuamos con la etapa de prototipo, es decir, ensayo y error: hacemos pequeños pilotos que nos servirán para validar nuestro podcast. Finalmente, validamos nuestro concepto, en contenido y forma, y entramos a producción, con la certeza de que si bien no será perfecto, estará muy conectado para emocionar a nuestro usuario. Anímate a hacer el amor y enganchar a tu consumidor a través de un podcast.