La navidad no es un día festivo en Japón, pues no tiene un trasfondo religioso para la mayoría. Sin embargo, desde 1974, KFC ofrece banquetes especiales para la fecha que deben ser reservados con anticipación debido a su alta demanda.
La sociedad japonesa no resalta por su catolicismo: existen alrededor de 419.414 católicos sobre una población total de unos 125 millones de habitantes. Esto quiere decir que representan aproximadamente al 0,34 % de la población.
Debido a ello, celebraciones católicas como la navidad no están en el foco de la publicidad por la falta de sentido de pertenencia frente a tradiciones occidentales como la de consumir pavo durante la nochebuena. En Japón, en cambio, existe una curiosa costumbre de comer Kentucky Fried Chicken (KFC), de hecho, la campaña de diciembre lleva el nombre ‘Kentucky For Christmas’ (“Kentucky por navidad”, en español).
La historia de ‘Kentucky For Christmas’
Según KFC, en 1974 la compañía de fast food, reconocida por su pollo frito crujiente, lanzó su primera campaña navideña, la cual consistía en un combo que incluía una botella de vino. La marca afirma que todo partió de un cliente extranjero que visitó uno de sus establecimientos en Tokio el 24 de diciembre y dijo: «No puedo conseguir pavo en Japón, así que no tengo más remedio que celebrar la Navidad con Kentucky Fried Chicken».
Aparentemente, un miembro del equipo de ventas de KFC Japón escuchó el comentario y lo utilizó como inspiración para el slogan ‘Kentucky For Christmas’. La campaña fue un éxito y rápidamente se volvió una tradición entre los comensales nipones.

Desde entonces, la propuesta navideña de KFC ha evolucionado, llegando a implementar estatuas del Coronel Sanders vestidas de Papá Noel en el exterior de restaurantes de todo el país. Asimismo, la marca ha creado platos exclusivos, como el pollo premium, preparado a mano y relleno de queso y champiñones.
La popularidad de ‘Kentucky For Christmas’ es tal que KFC acepta pedidos anticipados y reservas para sus especiales navideños desde fines de octubre. Este cado demuestra cómo una marca puede contribuir orgánicamente a que un país se adapte a tradiciones extranjeras, colocando a su producto estrella en el centro de la atención.










