Factores como la diversificación de sabores, profesionalización del sector y el auge de los eventos temáticos marcan el pulso de una industria en transformación.
En el país, la relación entre los consumidores y las bebidas alcohólicas está cambiando. Aunque la cerveza lleva la delantera, otras alternativas como el vino, el pisco y los licores están ganando presencia, gracias a que ahora los clientes están más informados, son más exigentes y están abiertos a nuevas experiencias.
De acuerdo con el Comité de Fabricantes de Cerveza de la Sociedad Nacional de Industrias, actualmente operan cerca de 100 empresas cerveceras en el país, muchas de ellas artesanales. El mercado ya no se mueve solo por volumen, sino también por identidad, narrativa y propuesta: cervezas con insumos nativos, vinos de terroir local, piscos de cepas únicas, y coctelería de autor son cada vez más valorados.
En 2023, el vino generó más de 1400 millones de soles en ventas, según cifras del Ministerio de la Producción. El pisco, aunque más moderado, también se ha sofisticado, con productores que apuestan por la exportación, la innovación en etiquetas y la participación en competencias internacionales. En conjunto, el mercado de licores alcanzó los 1455 millones de soles en 2023, según la Cámara de Comercio de Lima.
Por otro lado, está surgiendo una nueva cultura de formación y profesionalización que busca transformar la forma en la que se produce, distribuye y disfruta el alcohol en el país. Sommeliers, mixólogos, catadores y productores están ampliando sus espacios de encuentro e intercambio.
Este año, uno de esos puntos de convergencia será Gastro Drinks, el nuevo salón de vinos, piscos, licores y cervezas, que se realizará del 9 al 12 de julio como parte de la feria internacional Gastromaq 2025. La cita reunirá a actores clave del rubro en un espacio que combinará experiencias para el público profesional y aficionado: catas guiadas por sommeliers, degustaciones de etiquetas nacionales e importadas, etc.
Con estos movimientos, la industria de bebidas alcohólicas en el Perú busca – más que ampliar sus cifras – consolidarse como un sector estratégico en la economía creativa, la exportación con valor agregado y el turismo gastronómico. Y lo hace desde una premisa clara: los peruanos ya no quieren solo beber; también desean entender, elegir y contar lo que beben.