Hubo un tiempo en que facturar el equipaje, elegir el asiento y disfrutar de comidas a bordo eran servicios incluidos en los vuelos comerciales. Hoy, estos beneficios son parte del pasado, y los pasajeros deben pagar por ellos.
Con la reciente inclusión de Air Canada y Southwest en la lista de aerolíneas que cobran por el equipaje facturado, crece el malestar entre pasajeros, asociaciones de consumidores y políticos. Estas «tarifas basura», como han sido calificadas por legisladores en EE.UU., están generando ingresos récord, pero también un profundo rechazo social.
En respuesta, muchos viajeros optan por volar solo con equipaje de mano, lo que ha impulsado la venta de maletas pequeñas. “Parece una trampa”, dice Lauren Alexander, de 24 años, al explicar que pagó casi 200 dólares adicionales solo por llevar una maleta. Su caso refleja una tendencia creciente entre los consumidores: evitar cargos ocultos a toda costa.
Este cambio de hábitos se refleja también en el mercado. Empresas como Antler reportan una alta demanda de maletas que cumplen con los estrictos límites de tamaño de las aerolíneas. En paralelo, en redes sociales proliferan los videos con trucos para empacar ligero, fenómeno que alimenta aún más la popularidad del equipaje de mano.
Las aerolíneas, sin embargo, defienden estas tarifas como una estrategia para competir con las low cost. Desde 2006, cuando FlyBe impuso el primer cobro por maleta, los ingresos por equipaje han crecido de forma constante: solo en EE.UU., las aerolíneas recaudaron más de 7.200 millones de dólares en 2024. A escala global, los cargos extra representan ya el 14% de los ingresos del sector.
Mientras organismos como Becu llevan sus quejas ante la Comisión Europea, algunas aerolíneas como la india IndiGo ofrecen una alternativa sin cargos por maleta. “No queremos discusiones en la puerta de embarque”, afirman. En un entorno cada vez más regulado, el debate sobre qué es un servicio esencial y qué es un lujo continúa abierto.
Fuente: BBC Mundo