El marketing ha evolucionado personal, social y tecnológicamente. La comunicación actual al consumidor o shopper ha cambiado tanto que difícilmente fue visualizada diez años atrás. Ya terminó la era de la televisión abierta y se inició la era de las pantallas interconectadas. La diferencia central en esto reside en la posibilidad de elección inmediata del contenido que tiene el intervidente vs su predecesor el televidente.
A diferencia del televidente pasivo, el intervidente es aquella persona que navega de forma activa en los videos de internet con un total poder de elección de contenido y tiempos. Las alternativas son varias y van desde YouTube, vloggers, magazines hasta Netflix; y dentro de esa elección de contenido está la posibilidad de quitar, segmentar y elegir qué publicidad desea ver.
Los tradicionales “comerciales” de televisión perdieron relevancia porque sólo querían “vender” y por lo tanto eran cortados de inmediato por los consumidores. Debido a esto, la publicidad también tuvo de evolucionar encontrando en la viralidad en internet un buen aliado. Esa puerta, que antes parecía un poco lejana de la realeza publicitaria, se volvió la tabla de salvación para la comunicación de las marcas. La capacidad que tuvieron algunos materiales para hacerse virales fue el material genético que tomaron sus siguientes generaciones para crear las nuevas campañas exitosas de internet. La mutación se dio y de esta manera permaneció alineada con las nuevas necesidades del intervidente.
Un requisito en la parte superior en el “brief” publicitario hoy es: “Primero soy viral, luego comunico”. Una parte de esta evolución es la capacidad de hacerse virales en las redes sociales de forma gratuita e inmediata si se encuentra el santo grial. Para ser exitosa una campaña debe de aportar alguna iniciativa, ese “algo”, que gatille la posibilidad de ser compartida y comentada en las redes sociales. Si carece de ese “algo” es posible que pase desapercibida y quede situación vegetal con un mensaje flotando y perdido en el inmenso ciber espacio. Si no es viral quedará inactiva de forma natural.
En esta línea, el inbound marketing cobra relevancia porque aporta ese mensaje posible que conecta con las necesidades de los intervidentes y las necesidades de la marca al mismo tiempo. El inbound marketing nos permite no sólo poner gatos en YouTube y ser viral sino además de colocar mensajes relevantes con los valores de nuestra marca.
El inbound marketing está basado en la relación, la confianza y la credibilidad con el consumidor lo que permite que nos quieran y prepararlos para que compren nuestra marca. Al haber una relación sólida se genera muchas más probabilidades de compra en la prospección del shopper y las percepciones de marca en el consumidor. El contenido, el SEO y las redes sociales son los tres elementos claves en el desarrollo de este tipo de inbound marketing y un nuevo estilo de comunicación publicitaria.
Las marcas se están dando cuenta que si conectan emocionalmente con sus consumidores o shoppers, tienen mucha más posibilidad de alcanzar a sus intervidentes con una conexión más fuerte y personal. Al lograr esta conexión, los filtros para desechar la publicidad bajan y permiten entrar a nuestra comunicación. Por eso cobra importancia en las marcas sus habilidades para ser buenas contadoras de historias (storytelling) y para que dentro de esas historias haya un mensaje relevante digno de ser compartido.
Un eje