La operadora ferroviaria española, OUIGO, llevó la salud mental al centro del viaje y propuso una nueva forma de acompañar a los pasajeros en una de las épocas más exigentes a nivel emocional del año.
Volver a casa por Navidad no siempre conecta con la postal ideal que suele dominar la conversación. Para muchas personas, ese trayecto implica tensión emocional, expectativas familiares difíciles de sostener y una carga mental que comienza incluso antes de hacer la maleta. OUIGO decidió mirar de frente esa realidad y transformarla en una oportunidad de conexión distinta con sus usuarios.
Lejos de limitarse a una acción promocional, la compañía puso en marcha “Felices Vueltas”, una iniciativa que entendió el viaje no solo como desplazamiento, sino como un momento sensible que merece cuidado. En ese sentido, el proyecto partió del insight de que una mayoría de personas siente la necesidad de prepararse emocionalmente antes de reencontrarse con su entorno familiar en estas fechas.
OUIGO y el tren como espacio seguro para hablar de lo que no se dice
Durante varios días de diciembre, OUIGO integró a psicólogos especializados en bienestar emocional dentro de sus trenes de alta velocidad. La propuesta buscó ofrecer escucha activa, orientación y herramientas prácticas en pleno trayecto, sin solemnidad ni discursos clínicos.
Los pasajeros que viajaron entre ciudades clave como Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla y Málaga pudieron acceder a encuentros breves y voluntarios con profesionales reconocidas en divulgación emocional. Asimismo, las conversaciones giraron en torno a temas tan cotidianos como complejos, desde cómo gestionar la ansiedad previa al reencuentro, hasta cómo reconocer los propios límites o cómo atravesar la nostalgia sin culpa.










