Sube, sube, sube la espumita…

La cerveza es tal vez la bebida más popular en todo el mundo (después del agua, claro), qué duda cabe, y también la bebida alcohólica más antigua que se conozca, hecha por los seres humanos.

Como publicitario, y ciertamente como a tantos otros de seguro, a mí me toco crear comerciales para el llamado “pan líquido”, en diferentes oportunidades, siempre para la misma empresa cervecera nacional, pero para diferentes marcas, producidas en Lima, Chiclayo y Pucallpa. No es un secreto que la cervecería fue Backus & Johnston (antes de pasar a formar parte de un gran conglomerado cervecero mundial) y las marcas fueron “Garza Blanca” (que se transformó en “Garza Real) en el norte, “San Juan” en el oriente y en Lima, la marca fue “Morena”, una cerveza negra, que creo –con los años- desapareció del mercado.

Esta es pues, no la historia, sino los recuerdos de uno de los trabajos publicitarios en los que se cumplió el sueño de aprender, viajar, conocer lugares y personas, además de divertirse.

Pero empezaré diciendo que mi relación con la cerveza, como producto, se inició al principio de 1972, cuando pasé de ser redactor en McCann Ericson a ser “jefe de redacción” en Kunacc Gestiones de Marketing, o simplemente “Kunacc”: de una multinacional, a una agencia totalmente nacional.

El cargo de “jefe de redacción”, se explica porque, quien me puso el título, fue don Jorge – “El Cumpa”- Donayre, que era el director creativo, y provenía del periodismo, donde sí existen los “jefes de redacción”; además tengo que agregar que yo era jefe de nadie, porque era el único redactor creativo de la agencia (salvo que el genial y creativo “Cumpa” también redactaba, pero él sí era mi jefe). En realidad, el “Cumpa” merece no solamente una mención como esta, en una pequeña historia, sino todo un artículo completo, que algún día escribiré si puedo, sobre ese hombre extraordinario, sencillo, divertido y maravillosamente creativo, de quien aprendí tanto, a quien tanto quise mientras vivió y al que recuerdo con especial cariño.

Mi “relación” con la cerveza, se dio porque el equipo de “Kunacc”, venía de ser el departamento de marketing de la cervecería B&J, que se independizó, formando una nueva empresa, con dos “ramas”: publicidad y consultoría de marketing. Es decir que prácticamente todo mi nuevo entorno, provenía de la cervecería, por eso digo que en “Kunacc” inicié mi conocimiento cervecero (no la degustación, aclaro), amigos y colegas, a quienes fueron sumándose otros mientras trabajé allí. Lucho Gómez Sánchez, Raúl Rachitoff, Julio-el “Chico Perico”- Coloma, el “Cumpa”, Beto Valenzuela, Hugo Amésquita, las hermanas Granda, “Pochita” Galindo, el “flaco” Legua; quien me “pasó la voz” para integrarme, mi ex compañero en McCann, Néstor –“cholo”- Chacón-, Kiko Ledgard (hijo), “Paty” Izaguirre, Pedro Napurí, el “chato” Blas y tantos más, cuyas caras están en mi memoria, pero los nombres se van emborronando.

En “Kunacc” quien hacía en exclusiva la parte creativa de la cerveza, era el “Cumpa” y yo miraba, admiraba y hacía otros trabajos para diversos clientes… Fue en “Abril Publicidad” donde tuve mi verdadero “baño cervecero”, con las cuentas de “Garza Real” y “San Juan”. Recuerdo que la primera vez que tuve que viajar a Chiclayo para filmar un comercial de “Garza” (como le llamábamos), estábamos grabando en plena calle y un curioso se acercó a preguntar qué hacíamos; al responderle que un comercial para “Garza”, me agarró del brazo y dijo: “¡Por fin! Ahora sí serán hechos en Chiclayo los comerciales de “Garza”, y no en Lima”. Y es que las tomas eran básicamente en la ciudad y no en un “set” limeño de la compañía productora. Huelga decir que allí me di cuenta de la importancia que tienen los lugares reales para productos, especialmente si estos son locales. Lo que me dijo ese “mirón” callejero en Chiclayo, rezumaba orgullo por su tierra.

Las anécdotas “espumantes” son incontables y también viene a mi memoria, algo que no tiene que ver directamente con la cerveza, pero sí con su entorno, y es que una vez en Pucallpa, volviendo, ya entrada la noche, de la cervecería a la ciudad para ir al hotel, por la carretera, de pronto la camioneta en que íbamos frenó, mientras los faros alumbraban el cruce de una araña enorme, que en medio de la pista, se elevó agitando sus patas hacia la luz de los faros, para irse, desapareciendo entre las hierbas que crecían al lado. Yo siempre digo que ese fue mi primer encuentro del “tercer tipo” ¡Es que era de otro mundo…!

Cómo no sentir en el paladar y bajando por la garganta, el increíble sabor y la frescura de una “San Juan”, antes de pasar el proceso de pasteurización, que homogeniza el sabor y, francamente, lo “baja” un poco, que está celestialmente heladita.

¿Y cómo se llamaba el bar del hotel en el que nos hospedábamos en Chiclayo?: ¡“¡Boca Rajada”, en clarísima alusión alcohólica a la famosa Huaca Rajada”, ¡monumento arqueológico chiclayano!

Sí, la cerveza ha sido uno de los productos más importantes para los que he creado, en todos mis años haciendo publicidad; como decía al principio, aprendí, viajé, conocí gente, lugares, hice múltiples amigos, me divertí muchísimo y, lo reafirmo: he sido muy feliz.

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