La burbuja

Transparente, impenetrable, personal…

Lo peor que le puede pasar a un profesional de la publicidad es vivir dentro de una burbuja, tener “su propio mundo” y no ver lo que sucede a su alrededor. Sucede que se frecuenta siempre el mismo círculo de amigos, se va a los mismos lugares, se hacen siempre las mismas cosas y no se tiene en cuenta al mundo, ese que bulle en torno a la burbuja en la que se ha encerrado uno mismo y que podríamos llamar “zona de confort”.

Cuando dictaba clases de razonamiento creativo, siempre les recomendaba a mis alumnos: “Hagan colas, viajen en microbús, vayan a un mercado, interactúen con la mayor cantidad de personas, interésense por lo que otros hacen, sumérjanse en ese mundo donde está el público al que ustedes se van a dirigir”.

El creativo publicitario no puede aislarse y es menester que conozca lo mejor posible lo que está ocurriendo en las calles, en esa realidad que no se “siente” si uno está “protegido”, encerrado, aislado en su propia burbuja impenetrable.

Puede parecer que esto es totalmente lógico, especialmente para alguien que hará -o ya hace- de la comunicación publicitaria su trabajo; sin embargo se cree que al público consumidor de cualquier estrato social se le conoce a través de la investigación, llámese esta cuantitativa o cualitativa, pero hay que anotar que estas “herramientas” ayudan a profundizar en el conocimiento de cualquiera de los públicos objetivo elegidos, se sumarán al propio conocimiento que el creativo publicitario haya obtenido por sus propios medios.

Hay que conocer, interactuar y diría que hasta “curiosear” al y con el público que verá nuestros mensajes y esto no se puede hacer desde una “burbuja”, desde una atalaya de observador. Es preciso “bajar al llano”, conocer cómo piensa y actúa “la calle” (sin que esto suponga, por favor, que uno se sienta “superior”). Es que, simplemente, los mensajes no serán efectivos cuando se realicen, si no se tiene un buen conocimiento del o de los receptores.

Hay que recordar siempre que el creativo publicitario es la “voz” de productos y servicios y hablar en lo que comúnmente se llama “lenguaje de fabricante” u otro que no llegue al público objetivo y que este comprenda, no solo es una pérdida de tiempo, sino la anulación de la efectividad del mensaje.

Hay mucho por ver y mucho por aprender…

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