Un cálculo reciente de la empresa estadounidense fifty-five indica que el ecosistema digital es «responsable de más del 3,5% de las emisiones de efecto invernadero del mundo».
Reducir las emisiones de carbono se ha convertido en el principal propósito de varias marcas. Ser sostenibles se ha vuelto necesario por múltiples razones. Por un lado, está el reclamo de actuar y, por el otro, la llamada de atención de los consumidores que buscan marcas con compromisos medioambientales claros.
Las compañías están reciclando, fabricando sus productos con otros materiales y haciendo más eficiente la distribución de sus artículos con el fin de ser cada vez más verdes. Este afán por cuidar el medio ambiente también debería preocupar al marketing y a la publicidad porque los anuncios también contaminan.
Marketing, publicidad y medio ambiente
La industria necesita contar con paradigmas que la ayuden a medir el impacto medioambiental de los anuncios. En este sentido, GroupM ha lanzado un análisis que incluye una metodología para medir la huella de carbono del marketing y la publicidad.
«La severidad de la crisis climática requiere que la industria entera priorice la descarbonización de los medios y la reducción del uso de carbón de las actividades publicitarias», asegura Krystal Olivieri, la chief innovation officer global de GroupM, pidiendo a la industria que se sume a la metodología.
Para calcular la huella de carbono, GroupM propone tomar los formatos, canales y mercados empleados. Esos datos permiten comprender cuánto contamina cada anuncio y qué se puede hacer para mejorar las cosas. Lo más resaltante es que se crea algo medible, con esto los anunciantes pueden tener presente cuánto consumen y emiten a la atmósfera mientras crean sus campañas.
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¿Cuánto contaminan los medios y anuncios?
Un cálculo reciente de la empresa estadounidense fifty-five busca estimar cuánto contaminan los anuncios, en especial los digitales. Según sus cuentas, el ecosistema digital es «responsable de más del 3,5% de las emisiones de efecto invernadero del mundo» y crecen a un ritmo del 6% anual, que es más alto de lo que crece la aviación mundial.
De acuerdo con sus cálculos, una única campaña publicitaria digital puede llegar a emitir a la atmósfera 70 toneladas de CO₂ equivalente a lo que emiten 7 personas en un año. Solo con cambiar cómo se graban los anuncios, optimizando el contenido en vídeo o evitando que las campañas digitales se sirvan en redes móviles favoreciendo el que se esté conectado en WiFi se podrían reducir las emisiones de cada campaña en casi un 50%.
Según los cálculos de GroupM, el 55% de su huella de carbono viene de los medios que se compran para emitir las campañas, con unas emisiones anuales equivalentes al consumo de gasoil en 7.300 millones de millas recorridas. Para contextualizar, el medio estadounidense recuerda que los conductores de EEUU recorren 9.000 millones de millas cada día.
«La compra de medios no es la mayor parte de la huella de carbono de la industria», asegura al medio estadounidense Duncan Meisel, director de Clean Creatives, porque, asegura, hay ya métricas para medirlo y controlarlo. Lo complicado es que la industria sigue posicionando de forma positiva a las empresas combustibles fósiles, quienes están detrás de la crisis climática.