Icónico. Conoce la historia de la campaña que revolucionó la industria y puso las bases de una nueva forma de hacer publicidad.
Allá por el final de la década de los cincuenta, la publicidad se enfrentó a un cambio radical tras la presentación de una de las campañas más revolucionarias de la historia. Hasta ese momento, la industria venía repitiendo una fórmula netamente informativa llena de textos con detalles y explicaciones sobre los productos que se promocionaban. Los espacios que quedaban se rellenaban con fotografías u otros elementos que ayudaran a llenar las páginas.
Hasta que Volkswagen cambió todo. La multinacional alemana del sector automotriz encargó a la agencia creativa DDB realizar la campaña publicitaria que introduciría a Estados Unidos sus famosos vehículos Beetle, conocidos como escarabajos, un coche europeo que llegaba a competir con la todopoderosa industria automovilística de Detroit.
Fue así que las mentes de DDB centraron sus anuncios en resaltar el “diferencial del tamaño y lo aplicaron a una idea inédita hasta el momento. No usaron todo el espacio disponible del soporte publicitario a sabiendas que el espacio en blanco les ayudaría a enfatizar el mensaje”, detalla El País.
Entonces nacieron las campañas «Think small» y luego «Lemon”.
Nuestro pequeño automóvil ya no es una novedad. Un par de docenas de chicos universitarios no han intentado meterse dentro. El tipo de la estación de servicio no pregunta dónde se echa la gasolina. Nadie siquiera nos mira. De hecho, algunas personas que conducen nuestro pequeño trasto ni siquiera piensan que 32 millas por galón está bien. Ni que consume dos litros y medio de aceite en lugar de cinco litros. Ni que nunca necesita anticongelante. O recorre 40.000 millas con un juego de llantas. Eso es porque cuando te acostumbras a alguno de nuestros ahorros, ni siquiera piensas en ellos más. Excepto cuando aparcas en un lugar muy pequeño. O renuevas su económico seguro. O pagas una factura de reparación barata. O cambias tu antiguo VW por uno nuevo. Piénsalo.
La publicidad simplista hizo que la marca alemana se posicionara en el mercado norteamericano y aumentara un 23% sus ventas en su primer año. Además, la marca se convirtió en un referente contracultural en aquel país.
Fue a partir de allí que la publicidad se volvió más visual y conceptual, abirendo paso al poder de las gráficas más que a unas letras que te expliquen todo.
Para conocer más sobre la creación de «Think Small» y sus sucesoras te compartimos un magnífico documental de 20 minutos en el que conocerás a los protagonistas de esta historia importante para la publicidad.
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