El artista francés Lyas instaló la pantalla tras no ser invitado a la Semana de la Moda. Su acción se transformó en un nuevo formato que busca democratizar la experiencia de los desfiles.
La Semana de la Moda de París, símbolo de exclusividad, enfrenta un giro inesperado con la iniciativa del crítico de moda y creador digital Lyas. Al no recibir invitación para el desfile Dior Primavera/Verano 2026, decidió retransmitirlo en un bar de la Rue du Faubourg Saint-Denis. El evento improvisado reunió a cientos de asistentes frente a una laptop gigante, marcando el inicio de un nuevo fenómeno: La Watch Party.
El innovador concepto rompe con la tradición de silencio y distancia de los desfiles de alta costura. Y es que en lugar de un público selecto, la experiencia se abre a estudiantes, periodistas y consumidores, creando un ambiente compartido similar al de un partido de fútbol o un festival. La dinámica convierte al espectador en protagonista, amplificando emociones y generando comunidad en torno a la moda.
Nace un nuevo formato
Tras el impacto del primer encuentro, Lyas formalizó la propuesta y anunció una gira internacional de watch parties. El proyecto se estrenará en Londres, en colaboración con el British Fashion Council, continuará en Milán con el respaldo de Meta x Whoopsee y cerrará en París con su edición más grande hasta la fecha. La capital francesa acogerá proyecciones en La Caserne, del 29 de septiembre al 6 de octubre de 2026, con capacidad para mil asistentes diarios.
El alcance del concepto va más allá de lo anecdótico, ya que para las marcas de lujo, representa una herramienta para expandir su presencia sin depender únicamente de invitaciones restringidas. Al transmitir los desfiles en espacios públicos, se multiplica la visibilidad y se acerca la experiencia de alta moda a audiencias más jóvenes y diversas, acostumbradas al consumo digital y colectivo de contenidos.
La Watch Party se posiciona así como un modelo innovador dentro del marketing cultural y de la comunicación de moda. Su éxito demuestra que las audiencias buscan experiencias abiertas y participativas, que generen conexión emocional más allá del acceso exclusivo.