En colaboración con M2 Machines, la marca lanza una serie de autos navideños disponibles en Walmart, celebrando la magia de la temporada y aprovechando el creciente interés por el coleccionismo como territorio estratégico para las marcas.
El coleccionismo ha pasado de ser un gancho promocional a una estrategia clave para las marcas, ya que estas y las ediciones limitadas se han transformado en herramientas que generan lealtad, identidad y valor emocional, más allá de una venta inmediata.
En ese contexto, Coca-Cola lanzó en Walmart una colaboración con M2 Machines, presentando autos de colección con temática navideña. Cada pieza combina el icónico rojo de la marca con detalles festivos, convirtiendo un objeto cotidiano en un artículo deseado.
Por TikTok, el lanzamiento se volvió viral, con comentarios como “¿Dónde puedo comprarlo?” o “¡Lo quiero ya!”, evidenciando el impacto de unir nostalgia, diseño y exclusividad.
Así, el poder de los coleccionables radica en la escasez y el valor percibido. Un producto limitado deja de ser masivo para convertirse en un símbolo de pertenencia y estatus.
Según NielsenIQ, el 47% de los consumidores latinoamericanos está dispuesto a pagar más por ediciones especiales, mientras que Statista proyecta que el mercado global de coleccionables superará los 500 mil millones de dólares para 2030, impulsado por colaboraciones entre marcas de moda, cultura pop y entretenimiento.
Marcas como LEGO y Adidas también han capitalizado este fenómeno, creando piezas que conectan generaciones y consolidan su legado. Deloitte, la consultora global de negocios y estrategia, lo resume: “Una colección bien diseñada combina nostalgia y aspiración: recuerda quién fuiste y refleja quién eres hoy”.
De igual modo, para Coca-Cola, los autos de M2 Machines no solo celebran la Navidad, sino que posicionan a la marca en la memoria emocional de los consumidores.