Una expresión sin significado fijo se convirtió en fenómeno cultural entre los más jóvenes y obligó a marcas como In-N-Out, Wendy’s y Pizza Hut a reaccionar entre la evasión operativa y el oportunismo creativo.
Primero fue un murmullo repetido en patios de colegio y comentarios de TikTok. Luego, un grito colectivo que se coló en filas de autoservicio y mostradores. «Six-seven», o simplemente «6-7», pasó en semanas de ser una ocurrencia absurda a un código compartido por adolescentes que hoy influye en cómo operan y comunican algunas de las cadenas de comida rápida más grandes de Estados Unidos.
La viralidad no respondió a una consigna clara ni a una causa concreta. Precisamente ahí radica su fuerza: el “6-7” funciona como una broma interna generacional de la Gen Alpha, un guiño que se replica por repetición y pertenencia.
¿Qué significa y de donde se originó el «Six-seven»?
El origen de la expresión no es del todo claro, pero la explicación más extendida la relaciona con la música y el básquet juvenil en Estados Unidos. A fines de 2024, el rapero Skrilla lanzó Doot Doot (6 7) y, poco después, el jugador escolar Taylen Kinney protagonizó un clip viral de Overtime Elite al calificar una bebida de Starbucks con un ambiguo “six seven”, acompañado de un gesto de duda. El momento se replicó en redes y la frase pasó rápidamente de broma espontánea a fenómeno viral recurrente.
Marcas frente al meme: esquivar o capitalizar
Las reacciones corporativas marcaron dos caminos. In-N-Out optó por minimizar el impacto operativo y eliminó el número 67 de su sistema interno de pedidos junto para evitar aglomeraciones y distracciones en sus locales. La decisión no vino acompañada de campaña ni mensaje; en este caso, la marca eligió el bajo perfil.
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Otras cadenas leyeron la tendencia como oportunidad. Wendy’s y Pizza Hut incorporaron el “67” en promociones de precio limitado, usando el número como gancho cultural para captar atención juvenil en redes sociales. En lugar de huir del meme, lo integraron a su narrativa comercial.
El contraste revela una lección clave para el marketing contemporáneo: las tendencias nacidas en comunidades jóvenes no siempre buscan sentido ni aprobación adulta, pero sí generan impacto real. Ignorarlas puede aliviar fricciones y abrazarlas, podría amplificar alcance.









