Un análisis mensual del mercado laboral estadounidense realizado por la Universidad de Yale concluye que, tras 33 meses del lanzamiento de ChatGPT, no se ha producido ninguna disrupción estructural.
El temor a que la inteligencia artificial reemplace trabajadores ha alimentado titulares alarmistas durante meses. Pero un estudio sistemático del Budget Lab de Yale, en colaboración con la Brookings Institution, ofrece una mirada diferente: en los 33 meses posteriores a la llegada de ChatGPT, no se ha registrado una transformación radical del empleo en Estados Unidos.
La investigación combina datos oficiales del mercado laboral con métricas sobre exposición teórica y adopción real de IA para explorar si la llegada de tecnologías como la generación de texto o imágenes ha acelerado el desplazamiento laboral.
Al comparar el ritmo de cambio ocupacional con otros momentos clave tecnológicos, como la llegada de los ordenadores en los 80 o la expansión de Internet en los 90, los autores detectan que los efectos observados son comparables o incluso menores.
Un mercado que evoluciona, pero con calma
Los investigadores utilizaron una métrica llamada “índice de disimilitud ocupacional” para medir la variación en la composición del empleo (cuánto cambian los trabajos que las personas desempeñan) durante este periodo. El valor máximo observado fue 4,75 %, un nivel no muy distinto al que se vio durante la expansión de los ordenadores (3,47 %) o el auge de la red (3,76 %).
Además, al segmentar por grado de exposición a IA (baja, media, alta), los investigadores no hallaron desplazamientos relevantes. Las proporciones de trabajadores en cada categoría permanecieron estables desde finales de 2022. Incluso el desempleo no muestra sesgos claros hacia sectores con alta exposición a IA. En otras palabras, no hay evidencia de que la IA ya esté suplantando de forma masiva ocupaciones “vulnerables”.
Entre los sectores más mencionados como “amenazados” (servicios profesionales, finanzas, periodismo) los cambios existentes habían comenzado antes de la llegada pública de ChatGPT. Por ende, no se observa un punto de inflexión claro tras su introducción.
El estudio también exploró el caso de los jóvenes y graduados recientes. Algunos analistas esperaban que ellos fueran los primeros en verse desplazados, pero los datos no respaldan esa hipótesis de forma contundente ya que los patrones ocupacionales entre los de 20-24 y los de 25-34 años se han mantenido en rangos similares, sin una divergencia marcada que se le atribuya a la IA
Cabe mencionar que este análisis no pretende negar que la IA tenga impacto, sino subrayar que ese impacto aún no se manifiesta como crisis laboral sistémica. Los autores advierten que los efectos tecnológicos suelen desplegarse en décadas, no en meses.