El Ejecutivo unifica su comunicación institucional con un nuevo slogan obligatorio, que se utilizará a partir del 31 de diciembre, y busca reforzar la lógica de consistencia de marca en el sector público.
El Gobierno peruano decidió unificar su comunicación institucional bajo una sola frase y un mismo sistema visual. Desde este miércoles 31 de diciembre, todas las entidades del Poder Ejecutivo deberán incorporar el slogan “¡El Perú a toda máquina!” en su publicidad informativa y en las piezas destinadas a comunicar servicios a la ciudadanía.
La medida responde a una lógica conocida en branding: consistencia. En un ecosistema saturado de mensajes, la estandarización de una frase busca facilitar reconocimiento, coherencia gráfica y continuidad narrativa en los distintos puntos de contacto del Estado con la población.
José Jerí y la construcción de un mensaje unificado
Desde la óptica de comunicación estratégica, la decisión apunta a consolidar una identidad común para decenas de instituciones que suelen comunicar de forma fragmentada. De esta forma, el slogan funciona como un paraguas conceptual que acompaña campañas, avisos y materiales informativos, independientemente del sector que los emita.
Por su parte, la Secretaría de Comunicación Social del Ejecutivo respaldó la adopción del mensaje al considerar que la frase transmite dinamismo, continuidad y acción permanente. En términos publicitarios, se trata de un claim breve, fácil de memorizar y adaptable a distintos formatos, desde vía pública hasta piezas digitales.
Los slogans anteriores del Estado como recurso de marca
La utilización de frases oficiales no es nueva en la comunicación del Estado peruano. En años recientes, distintos gobiernos han apostado por slogans como “El Perú primero”, “Siempre con el pueblo” o “Ponle punche y ganamos todos, Perú”, todos aplicados de forma obligatoria en la publicidad institucional durante sus respectivos periodos.
Cada uno de estos lemas respondió a un intento de ordenar el discurso visual y verbal del aparato público. Algunos priorizaron cercanía, otros empuje o identidad nacional, pero todos compartieron el mismo objetivo de generar recordación y uniformidad en un emisor tan amplio como el Estado.










