Sin ser patrocinador oficial, Nike logró destacarse con una acción simple y emocional que conectó con miles de corredores durante el recorrido, dejando en un segundo plano a la marca que contaba con la presencia oficial en el evento.
El domingo 24 de agosto, la Ciudad de Buenos Aires fue escenario de una nueva edición de la Media Maratón, que en 2025 reunió a más de 27,000 participantes, estableciendo un récord histórico de inscripción para la carrera.
Adidas fue el patrocinador oficial del evento, lo que significa que tenía el derecho a poner su logo, aparecer en materiales promocionales, y asegurarse una presencia destacada en espacios clave, tal como se acuerda en los contratos de patrocinio habituales.

Sin embargo, Nike sin ser patrocinador oficial, logró captar la atención y conectar emocionalmente con los corredores a través de mensajes motivadores en clave del recorrido, como por ejemplo: «No va a ser fácil, pero va a ser épico».
Estos mensajes no solo inspiraban, sino que también hablaban el mismo lenguaje emocional que los corredores estaban viviendo en ese momento. El resultado fue claro: Adidas tuvo visibilidad, pero Nike generó impacto emocional y conversación.
La sorpresiva jugada de Nike
Sin presencia oficial ni contratos activos en el fútbol argentino, Nike encontró en este evento una oportunidad para destacar. Junto a la agencia Wild Fi, logró meterse en el centro de la conversación con una campaña que entendió al corredor mejor que nadie.
Por un lado, se inspiraron en “el muro”, ese instante en que los atletas sienten que ya no pueden seguir. Por eso, activaron balizas Bluetooth a lo largo del recorrido para enviar mensajes motivadores directamente a los smartwatches de los corredores.

De igual manera, colocaron carteles, pantallas y pasacalles con frases de aliento, especialmente en las partes más difíciles de la carrera. En lugares clave como el Obelisco, la presencia visual de la marca fue tan fuerte que superó en su totalidad la de la organización oficial.
Así, la jugada en la Media Maratón se suma a su estrategia de reposicionamiento en el mundo del running y a su objetivo de recuperar relevancia en un territorio que había descuidado. Nike apostó por generar visibilidad e impacto emocional sin ser sponsor oficial, mediante una acción más directa, empática e innovadora.