Tras arrancar la tradición, pronto el sector empresarial entendió el increíble nivel comercial detrás de este homenaje. Pero no bastaba con decirle al mundo que surgía una nueva fecha para celebrar, sino que se optó por difundir la historia de Jarvis para inmortalizar y rentabilizar con fuerza la ocasión. Así, se convirtió en el guión perfecto para vender no solo productos, sino también una narrativa algo alejada de lo que hoy conocemos como storytelling, pero que sirvió como germen para el éxito comercial de esa fecha. Consciente del monstruo que había creado, la activista luchó contra este nuevo fenómeno, que mucho distó de sus intenciones sin fines de lucro. Después de un siglo de celebraciones, las marcas han ido perfeccionando esa manera de llegar a su público a través de las emociones, con una efectiva técnica que, aunque ya es parte regular de sus planes publicitarios, toma mayor relevancia durante este mes.