Tradicionalmente, el valor de las empresas se mide por los activos tangibles que poseen. Sin embargo, en los últimos años, los directivos comenzaron a darse cuenta de que el valor real de una compañía está en la mente del consumidor. La marca es el activo intangible más valioso de cualquier empresa. En entornos competitivos, muchas empresas buscan utilizar su marca para diferenciarse de la competencia. La gestión de marca o ‘branding’ permite enseñar a los consumidores QUIÉN es el producto. Logra influenciar en la percepción de la calidad del producto, el tono de comunicación, etc.
Es por eso que desarrollar una estrategia efectiva de gestión de marca es fundamental para el éxito de cualquier producto que persiga subsistir en el largo plazo. Para ‘hacer branding’ es básico diferenciar el branding operativo, más comunicacional y muchas veces confundido con branding per se; y el branding estratégico, que faculta la trascendencia de las marcas a través de la construcción de la ‘big idea’. La clave del branding estratégico yace en construir de manera coherente todos los procesos de tu compañía para que conversen con la ‘big idea’. La estrategia ideal es aquella en la que, sin comunicar tu ‘big idea’, el consumidor la identifique fácilmente incluso cuando esté poniendo un reclamo.
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