Dialogamos con la Jefa de Reputación y Desarrollo Sostenible de Entel, quien logró un puesto destacado en el ranking Top Profesionales Influyentes en LinkedIn, de la revista By Marketeers. Nos habló de las redes social con perspectiva de género.
Rosa Bonilla, Jefa de Reputación y Desarrollo Sostenible de Entel, es una las ejecutivas presentes en el ranking Top Profesionales Influyentes en LinkedIn, publicado en el primer número de la revista digital By Marketeers, editada por Mercado Negro Advertising.
Conversamos con esta comunicadora, que alterna su trabajo corporativo con la docencia y la redacción periodística, y nos habló de la importancia de la socialización de contenido de valor y en especial del abordaje de las redes sociales con perspectiva de género.
Para Bonilla los vicios y prejuicios de la sociedad machista también se reproducen en el espacio virtual pero mientras más mujeres se unan y exijan un nuevo paradigma, será menos difícil construir nuevos códigos comunicativos enmarcados en la equidad. Esto nos contó:
—¿Cómo toma el resultado de este estudio, donde se valora el contenido generado por las mujeres en los diferentes sectores de nuestra industria?
—La generación de este espacio de por sí ya es un esfuerzo destacable y tremendamente positivo en una sociedad donde la voz femenina todavía o es tímida o es interrumpida. Tanto hombres como mujeres lo hemos aprendido así. Estamos en ese momento de la sociedad en el que ser parte de la solución es el único camino para iniciar procesos de deconstrucción que conlleven a una evolución armónica.
—¿Para un profesional desarrollar contenido de valor, cómo beneficia a su profesión, empresa y al rubro?
—Desde el punto de vista personal y en pleno ejercicio de cualquier profesión, la generación de contenido es una consecuencia de la autoconstrucción de un liderazgo transformacional. En este camino la búsqueda va más más allá de las tareas de la organización. Tiene que ver con asumir responsabilidad frente a nuestros seguidores en entornos profesionales y personales, con tomar posturas basadas en nuestros valores (honestidad, respeto, solidaridad, tolerancia) y; por lo menos, pretender genuinamente inspirarlos a actuar en torno a estos mismos valores.
En cuanto al beneficio a la empresa y al rubro, considero que es una herramienta que visibiliza que somos personas quienes integramos cada empresa, haciéndola visible a su vez. A veces olvidamos que las personas integramos distintas organizaciones que conformamos la ciudadanía y podemos ser parte de una empresa pequeña, mediana o grande o de alguna entidad estatal, autoridad u organismo de regulación.
—¿Cuál de las redes sociales se siente más cómoda en realizar publicaciones y por qué?
—En todas siento la misma comodidad. Cada una tiene su rol, sus códigos, sus tiempos. Generalizando, Twitter vendría a ser el juez más severo, la prueba ácida para ejercer ciudadanía. No se admiten errores y es casi un requisito tener una agenda de temas para promover una sana indignación y hacer masa crítica para solucionar, aparentemente, todos los problemas del mundo.
Facebook es la agenda de los cumpleaños y, lamentablemente, en estos tiempos tan difíciles, un muy triste y recurrente obituario. Instagram el álbum de fotos de nuestra comida, selfies, un libro con frases de autoayuda y videos de viajes para recordar y volver a vivir. Tiktok, es una ventanita de relajo donde todo sucede muy rápido. Linkedin, más allá de ser un espacio de oferta y demanda de reclutamiento laboral es un repositorio de información cuidadosamente seleccionada para formar líderes, mejores ciudadanos, entre otros temas académicos.
Me siento cómoda publicando en todos estos espacios pues es un ejercicio que me permite ser consecuente con mi discurso sobre reputación. Es ser, hacer para luego, parecer. Estar felices, tristes, tener hobbies, no saber algo, simpatizar con personas con quienes compartes valores, todo esto nos presenta como somos. También existen manuales para trabajar la “marca personal” muy interesantes. Pero, en mi caso, elijo la libertad del caos y del error para publicar. Poniendo como único filtro el respeto a la otra persona.
—¿Hoy tener las redes abiertas en igualdad de condiciones ayuda a visibilizar el talento femenino, lo siente así?
—No necesariamente. En mi opinión, no depende exclusivamente de la plataforma sino de este conjunto de actitudes y comportamientos instalados por la discriminación entre personas basándose en su sexo y que están históricamente arraigadas.
Por ello quisiera retomar lo que mencioné inicialmente acerca de la timidez aprendida que podemos tener las mujeres para expresarnos y/o la recurrencia de la interrupción por parte de los hombres. En este punto es indispensable señalar que no pretendo ejercer un rol de victimización. En lo absoluto. Por el contrario considero oportuno hablar de una conducta real que, inclusive, ha sido estudiada y ha recibido el nombre de manterruption.
El Journal of Language and Social Psychology en el 2014 demostró en un estudio que los hombres interrumpen a las mujeres un 23% más de lo que interrumpen a otros hombres. Por su parte, las universidades Birgham Young y Princeton, en sendos estudios y análisis concluyeron que los hombres dominan el 75% de las conversaciones durante reuniones de conferencia.
Un fenómeno similar es el que vemos en las redes sociales. Comentarios que buscan el error, o que son condescendientes para ampliar la información de la publicación original. Aisladamente, podemos tomarlo como algo conveniente para enriquecer el debate. Pero, en contexto, la conducta principalmente va dirigida de hombres hacia mujeres. Aquí, como en todo proceso de deconstrucción, para quien persiga la autosuperación, lo que toca es hacer un ejercicio de humildad para reaprender o desaprender lo que sea conveniente. Para, finalmente, mirarnos como personas igualmente valiosas; diferentes en muchos aspectos pero, equitativamente, valiosas. Creo que vamos camino a ello.