RESILIENCIA. RE-SI-LIEN-CIA. No “resiliencia” como a veces leo o escucho, porque eso significaría algo así como “vuelve a hacer callar”. Resiliencia es una palabra relativamente nueva, que se usa mucho ahora y viene de la psicología. A veces creo que quien la usa lo hace para darse importancia, porque no sabe bien qué está queriendo decir.
Resiliencia, es la capacidad que tiene el ser humano, para superar situaciones traumáticas, nada más, y por eso no puede haber plantas resilientes, ni tampoco piedras.
Los animales vertebrados sí lo son, pero esta capacidad está declinando por la acción depredadora del ser humano. La “regeneración” de las especies, se ve amenazada (es un efecto traumático y la palabra “trauma” proviene del griego y significa “herida”) por acción del que se supone sea el único ser inteligente sobre la Tierra.
Las mascotas, hablando de animales, suelen ser de gran ayuda y valor, para lograr la resiliencia de sus amos (o amigos) humanos.
Pareciera que esto no tiene nada que ver con la publicidad y, sin embargo, a pesar de ser una palabra que anda de boca en boca, pocos conocen su significado y la usan solo por “demostrar” que emplean palabras “difíciles”, pero sucede que la publicidad, como emplea la comunicación –es comunicación pagada- debe ser clara y estar al alcance de la mayoría. ¿Quiere esto decir que palabras “raras” deben evitarse? El publicista ha de juzgar si existen sinónimos que sean fácilmente comprensibles y que puede usar, para que los mensajes cumplan con llegar a destino y ser comprendidos en su totalidad, porque lo que podría suceder, es que ante una palabra desconocida o “difícil”, el público pierda el interés y el mensaje “se caiga”.
La característica número uno de todo texto publicitario, es la de ser claro, y las palabrejas de “lucimiento lingüístico/cultural” deben desterrarse. Recordemos siempre que una palabra puede sonar atractiva, pero que, si quien la lee o la escucha, no la comprende.