Los poderes legislativos y ejecutivos discuten el proyecto, pero ¿traerá inconvenientes para las empresas que se encuentran en el país?
Desde finales de febrero, la comisión permanente del Congreso de la República, en primera votación, aprobó la Ley de Alimentación Saludable (Ley 30021), un proyecto que tiene como objetivo modificar las etiquetas de los productos comestibles. Luego, tras ser exonerada la acción durante una segunda votación, esta pasó a ser verificada por el presidente.
En el Decreto Supremo N° Nº 017-2017-SA, publicado en el diario oficial El Peruano, se señala: “Ley de Promoción de la Alimentación Saludable para Niños, Niñas y Adolescentes, tiene como objeto la promoción y protección efectiva del derecho a la salud pública al crecimiento y desarrollo adecuado de las personas, a través de las acciones de educación, el fortalecimiento y fomento de la actividad física, la implementación de kioscos y comedores saludables, en las instituciones de educación básica regular y la supervisión de la publicidad y otras prácticas relacionadas con los alimentos, bebidas no alcohólicas dirigidas a niños, niñas y adolescentes para reducir y eliminar las enfermedades vinculadas con el sobrepeso, la obesidad y las enfermedades crónicas conocidas como no transmisibles”.
Actualmente, la polémica ha girado en torno a las observaciones realizadas por el presidente Martín Vizcarra, sobre el semáforo que se pensaba implementar y que a través de los colores verde, rojo y amarillo, advertiría a los consumidores sobre los nutrientes y porcentajes calóricos de los ingredientes, pues al parecer sería necesario colocar información más detallada sobre los contenidos.
En un artículo publicado por El Comercio, José Recoba dice: “En el mundo no existe evidencia de un sistema de etiquetado de alimentos que sea 100% efectivo. Las guías diarias de alimentación y los semáforos son los más utilizados frente a un octógono que solo ha sido aplicado en Chile y que fácilmente puede ser evadido. Por ejemplo, si un producto es considerado alto en azúcar con 23 gramos, solo bastaría reducir su fórmula a 22 gramos para liberarse de los sellos de advertencia de los octógonos. No obstante, en la práctica, en términos de calorías, tanto el primero como el segundo producto vienen a ser lo mismo. Incluso las gaseosas se publicitan como libres de sellos, atribuyéndose implícitamente una condición saludable cuando, en realidad, no lo son”.
Asimismo, en este mismo texto, Recoba cita la posición de tres organizaciones que hacen referencia al tema. Primero, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en su Obesity Update 2017, expone: “La evidencia sugiere que los sistemas de ‘semáforos’ nutricionales potencialmente pueden incrementar en 18% el número de personas que eligen una opción más saludable y propician una reducción de 4% en el consumo de calorías”. Este argumento lo contrapone con los de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de Salud (OMS), quienes asegura el especialista “señalan otros estudios sobre la efectividad de los octógonos, lo cual es totalmente discutible a la luz de los pobres resultados obtenidos en cuanto a los índices de obesidad”.
Pero, partiendo de la primera posición, en la que esta alerta podría afectar en la decisión de compra de un artículo, ¿qué pasaría con las marcas de bebidas y comidas en nuestro país?
Hugo Lozano, especialista en retail y desarrollo de productos, indicó a Mercado Negro que considera que el impacto que tendrá esta ley en las marcas será significativo, “debido a que actualmente los consumidores buscan estar informados de todo que compran. Por lo tanto, el poder identificar rápidamente en el producto los ingredientes más perjudiciales para la salud, es probable que opten por dejar de comprar esa marca o prefieran una opción más saludable” añadió.
“Pero también puede ser una gran oportunidad para muchas marcas el poder demostrar a los consumidores que se preocupan por su salud y bienestar, realizando ajustes en sus productos para hacerlos menos nocivos”, añade.
Por su parte, Fátima Del Carpio, abogada en derecho público y buen gobierno, hace una breve interpretación de la ley, la especialista señala que “La Ley de Alimentación Saludable y reglamento, tiene el objetivo principal de informar al consumidor, así como de cuidar la alimentación de los mismos, en especial de los niños y adolescentes. Esto en virtud de que, en la actualidad, la obesidad infantil, así como otros trastornos alimenticios, se han incrementado en este sector de la población”.
“La referida ley es un acierto del estado, dado que protege a una población vulnerable, tal y como lo prescribe nuestra Constitución; sin embargo, si la misma es cambiada, como últimamente se escucha y se usa el sistema semáforo, que es lo que se pretende, se corre el riesgo de que la finalidad con la cual se creó se vea distorsionada, causando confusión en los consumidores, perdiendo así el objetivo por el cual fue planteada”, agregó Del Carpio.
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