Desde hace algunos años, viene tomando fuerza la palabra ‘Basuraleza’, término que define la cantidad de residuos abandonados por el ser humano en la naturaleza, y que a la vez busca alertar sobre las consecuencias de lo que esto significa para nuestra salud y la del planeta.
Sabemos todos que nuestro país tiene una biodiversidad envidiable y que, como peruanos, somos afortunados de vivir en un territorio megadiverso. Contamos con tres regiones que nos brindan paisajes únicos y especies que solo alimentan su belleza. Pero, al mismo tiempo somos también un país con alta contaminación de aire, suelo y agua. En el 2020, el Perú se ubicó dentro del Top 50 con la peor calidad del aire, según el Informe de IQAir 2020; en paralelo, nuestra tasa de reciclaje no llega ni al 2% de los residuos que generamos; y tenemos algunas de las playas con mayor contaminación de Latinoamérica.
Es innegable que la cantidad de residuos que reciclamos en comparación a los que generamos es inalcanzable, y cual sea el motivo, nos hemos acostumbrado a que los residuos sean parte de nuestro entorno cotidiano. Hoy en día, vemos botaderos de basura al lado de nuestras carreteras, desiertos de arena cubiertos por montañas de residuos e incluso nuestro mar no tiene un solo metro cuadrado libre de microplástico. La situación ha escalado tanto en los últimos años que, en el 2020, el Dr. Antonio Ragusa, experto italiano que junto a la revista Environment International, llevó a cabo un estudio en donde se comprobó la presencia de microplástico en la placenta fetal de mujeres embarazadas. Aún no podremos saber cuáles son las consecuencias exactas que tendrá esto en la salud humana, pero está de más decir que se ha sobrepasado cualquier límite.
En el 2018, se promulgó en nuestro país la ley N°30884 que regula el plástico de un solo uso y los recipientes o envases descartables, y tan solo 3 años después ir al supermercado con bolsas de tela o mochilas para evitar usar este material es ya una práctica común y aceptada. A partir de hoy, lunes 20 de diciembre, entra en vigencia la prohibición, fabricación, comercialización y uso de tecnopor. Un gran paso para intentar frenar la avalancha de residuos en nuestro país. Sin embargo, es nuestra responsabilidad como ciudadanos, y no solo la de nuestros gobiernos, ponerle fin a estos niveles de contaminación. Cada vez que compramos en lugar de arreglar un aparato, que decidimos ignorar las etiquetas de los tachos al depositar nuestros residuos o que utilizamos plástico de manera desmedida, estamos más cerca de convertir nuestro futuro en la película El Lorax, donde acabemos viviendo entre árboles artificiales.
Cambiar esta realidad de nuevos hábitos en nuestra vida diaria, realizar una o dos prácticas nuevas al día, desde separar nuestros residuos hasta dejar de usar menos el auto. ¿De qué depende? De varios puntos, por ejemplo, precios y accesibilidad pero, sobre todo, depende de uno mismo y el futuro que queramos, y el primer paso siempre es investigar.”
Por: Fiorella Sifuentes
Analista de Sostenibilidad de Scotiabank desde febrero 2019. Bachiller en Gestión Ambiental Empresarial con mención en Responsabilidad Social de la Universidad San Ignacio de Loyola. Cuenta con estudios en Ingeniería Ambiental en la Universidad de Oulu en Finlandia, certificación en los efectos del cambio climático en la salud humana por la Universidad de Harvard y estudios en Finanzas Ambientales por la Escuela de Gestión Pública de la Universidad del Pacífico.
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Que interesante, lo que habla Fiorella, pues lamentablemente esa es nuestra realidad como País y como personas, que subiendo que botar la basura en cualquier parte o lugar, (Mar, bosque, en las calles, etc.) Dañamos nuestro medio ambiente, nuestra linda naturaleza.
Lo peor es que las propias autoridades que tienen las herramientas y recurso no hacen nada para poder minimizar el daño al medio ambiente, las demás personas quizás lo hacen por ignorancia, pues también es muy importante tener en cuenta que el cambio de mentalidad positiva de ver las cosas de otra perspectiva es la educación.