Por Daniel San Román, especialista en marketing.
Los primeros millennials, esos de los que tanto hemos renegado las generaciones previas, están fastidiados. Esos que comienzan a apuntar a los cuarentas han comenzado a ver cómo su generación comienza a convivir con los centennials (nacidos a partir del 2001) y la comunicación viene compactándose a niveles de stickers de WhatsApp.
En estos primeros años de convivencia con los centennials con DNI vemos algunas diferencias entre ellos. La primera es su acercamiento a la tecnología. Al ser una generación nacida ya en el auge de los smartphones tienen algunos conceptos ya prestablecidos de nacimiento. Por ejemplo, ya saben que la exposición pública digital es natural. Es probable que su foto de recién nacido haya vivido en las redes sociales antes que él aprenda a caminar por lo que no tienen este reclamo de los millennials que se criaron con infancias desligadas de las redes sociales.
Es por eso que vemos a una nueva generación más orientada al uso de mensajería y alejados de redes como Facebook. En ellos no hay una necesidad de demostrar nada sino simplemente del uso eficiente de la mensajería instantánea. Es por este motivo que plataformas como Tik Tok van ganando alcance mientras que Facebook cada vez parece más relegado a publicaciones familiares. No es extraño ver cómo cada vez nos topamos con publicaciones de señoras de sesenta en lugar de jóvenes de veinte.
El hecho que los centennials hayan nacido en años de recesión, contra la bonanza donde dieron sus primeros pasos los millennials, hace que tengan por naturaleza una visión pesimista del futuro. Esto significa que tendrán, en sus años de PEA, aspiraciones inferiores salariales en comparación de los millennials que viven con esta variable marcada así como en el rótulo de sus puestos. En este caso los centennials valoraran más allá de la remuneración y nomenclatura la naturaleza social de los trabajos que desempeñen.
Otra gran diferencia es el hecho que la ecología y la autosostenibilidad no será una pose en esta generación -con el respeto que los millennials merecen al respecto- sino una forma de vida inculcada desde su niñez. Así esta generación, ya desde estos primeros años adolescentes ya manifiestan un interés en los productos artesanales y alejados de la producción masiva.
Como se ve entonces las generaciones, tal como sufrieron en su momento los Baby Boomers con los X, ahora ha llegado el momento del retorno karmático para los millennials. Lo evidente es que las generaciones venideras se caracterizan por marcar sus cimientos sobre los usos de la predecesora. Así como quien marca su propio destino, así como quien quiere morir con su propia mano y no con la receta de otros.
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