Siempre nos contaron que la creatividad nace de la libertad pero lo cierto es que cada vez hay más límites para jugar.
Por Daniel San Román, gerente de marketing de ISIL.
Apu Nahasapeemapetilon, el hindú dueño de la tienda de abarrotes de Los Simpsons, perderá su empleo tras 30 años. Matt Groening, creador de la serie, ha decidido desparecer al buen Apu como respuesta a las críticas que vino recibiendo el personaje en los últimos años aduciéndose que estereotipaba negativamente a la comunidad hindú. Pese que en las últimas dos temporadas la presencia del buen Nahasapeemapetilon casi era nula, el buen bodeguero se jubilará anticipadamente.
Sin embargo ha sido la presentación del documental “The Problem with Apu”, del comediante Hari Kondabolu, la piedra certera que ha dañado al gran David de la serie animada cómica emblemática de la televisión norteamericana. “Nunca fue mi intención burlarme de una etnia en especial al grado que hice a la familia amarilla para estar libres de estereotipos raciales”, ha confesado Groening quién se ha visto en la necesidad de borrar a Apu de Springfield.
Tras treinta años en el aire cualquier podría creer que Groening le había sacado la fórmula del éxito al humor pero no esperaba la evolución de la audiencia. Y si le ha pasado a Groening nos puede pasar a todos a los que manejamos una marca o armamos una campaña. Este año si algo ha marcado las redes sociales es la indignación. Muchas veces justificaba pero unas contadas abrumadas por un estado de en crispación macerado en años de silencio.
Hablando entre marketeros y publicistas, ¿alguien puede creer que en su sano juicio una marca haría un comercial racista? Nosotros, más que nadie, somos conscientes de cuántas personas ven un comercial antes que se propague y en todo ese vía crucis tal vez nadie levantó la voz diciendo: “oe pero no les parece que es racista”.
Siempre nos contaron que la creatividad nace de la libertad pero lo cierto es que cada vez hay más límites para jugar. La comunicación se está volviendo una especie de busca-minas donde tenemos que analizar con minuciosidad la sensibilidad de nuestras audiencias. Lamentablemente cuando los mensajes son masivos existe una gran posibilidad que nuestras piezas sean consumidas con público que no las entienda y se ofenda. Para muestra el buen Apu.
*Esta columna se publicó en el ADNews 71 – noviembre 2018.
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