Ya no hace falta ser una celebridad ni tener millones de seguidores para cobrar por un post, la nueva tendencia son los “nano-influencers”.
La democracia parece haber llegado a las plataformas digitales, y es que hace unos años, las marcas solo cortejaban con personajes famosos con un imponente número de seguidores en sus redes sociales, sin embargo, ahora los departamentos de marketing recurren al “nano-influenciador”, una persona “común” que no goza de tanta exposición con un número de seguidores tan bajo como 1.000.
“Todos los que están en Instagram tienen a ese amigo que es realmente popular y está acumulando ‘me gusta’ y comentarios y tiene un gran contenido”, explica el director ejecutivo de una agencia de marketing de influencers de servicio completo a The Guardian.
“Es probable que nunca hayan trabajado con una marca antes, pero son realmente buenos en las redes sociales, por eso los contratan”, agrega.
Además, para las marcas es mucho más fácil tratar con las personas comunes que con los populares y, claro está, más barato también. Por lo general, los nano- influencers no requieren efectivo, solo un producto gratuito.
Eso sí, lo que carecen de alcance (por lo general, un “nano” tendrá entre 1.000 y 5.000 seguidores) lo compensan con intimidad, o la personalización en tiempo real de la marca. Es mucho más probable que alguien reserve un almuerzo en un restaurant o unas vacaciones con la sugerencia de un amigo exigente, que con una celebridad aleatoria que no es cercana.
Los nano-influencers son a las redes sociales lo que a la vida real esos amigos puestos al día en temas específicos a los que recurrimos en busca de una recomendación genuina.
“No es a lo que me dedico, por ahora es un hobby”, dice Adriana Ruz, ayudante de dirección cinematográfica de profesión y bloguera, youtuber y aficionada a la belleza y moda por devoción a El País.
En su cuenta de Instagram, con casi 2.500 seguidores, se mezclan consejos sobre productos para el cuidado de la piel, maquillaje e incluso sus desayunos, siempre con una estética minimalista.
El objetivo de las marcas es hacer publicaciones más genuinas en las redes sociales. “Las empresas tienen la necesidad de buscar publicaciones más creíbles, genuinas y orgánicas en las redes. El posteo del famoso ya no rinde tanto: muchas invierten verdaderas fortunas, pero quedan muy lejos del impacto esperado“, afirma Gastón Abramoff, CEO y fundador de Waip, una app pionera que permite que las marcas se promocionen con sus propios consumidores.
Además, según Mavin, un ecosistema de influencers global basado en blockchain, “Los nanoinfluenciadores son más poderosos por sus ‘engagement rates’ (o tasas de participación). Pueden tener un puñado de seguidores, pero llegan a lo profundo de sus nichos de mercado.
Según una encuesta de Digiday, los nano-influencers a menudo pueden involucrar hasta el 8,7% de sus audiencias, mientras que el porcentaje de participación es solo de 1,7% para las celebridades que tienen más de un millón de seguidores”.
“Cualquiera con cierta creatividad y dedicación puede trabajar como influencer. No sé si vivir, pero sí ganar algo de dinero. La idea es que las personas sigan haciendo lo que hacen en su vida de forma natural y que les paguen por eso. En general, se trata de personas con menos de 10.000 seguidores que tienen un impacto del 8% (medido en grado de interacción, comentarios, likes, etc.), contra 2% de una celebrity. Con la misma inversión, una compañía tiene una participación cuatro veces mayor”, asegura Abramoff.
¿Entran los nano-influencers y salen los populares del mercado? Es probable que no, sin embargo ahora la gente común de las redes también tendrá chance de ganar algo de dinero con sus posteos, todo gracias a su creatividad.
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