Según Jorge Lizán, el retail sobrevivirá y eventualmente retomará su senda de crecimiento, pero su evolución no será lineal: habrá un pre-COVID y un post-COVID.
La industria de retail y centros comerciales ha sido “resiliente” históricamente. Las tiendas y el retail han evolucionado y han tenido que cambiar constantemente, adaptándose a la realidad de cada tiempo. Y a pesar de aun estar en una fase inicial de la pandemia del COVID-19 podemos decir que seguramente esta vez no será la excepción.
Nuestra industria ya estaba en una etapa de replanteamiento mucho antes del brote de Coronavirus; desde hace varios años el comercio electrónico ha tenido tasas de crecimiento de dobles dígitos, quitándole cuota de mercado al retail físico, los formatos de centros comerciales y su modelo de negocios habían cambiado radicalmente, privilegiando los giros de alimentos y bebidas y entretenimiento sobre los de moda y accesorios que habían dominado en décadas pasadas.
Los centros comerciales en partes del mundo desarrollado habían perdido relevancia por años, no siendo el caso de los mercados en desarrollo.
Nuestra industria sobrevivirá y eventualmente retomará su senda de crecimiento, pero su evolución no podrá seguir siendo lineal, habrá un pre-COVID y un post-COVID y quien no lo reconozca y acepte difícilmente podrá tener éxito en el futuro. Definitivamente no podremos retomar nuestras actividades en el mismo punto donde las dejamos hace unas semanas. Esta crisis puede representar una gran oportunidad de reinvención para quien tenga la suficiente claridad para reconocerlo.
El comercio electrónico tiene un gran futuro y su crecimiento se acelerará dramáticamente, pero no sustituirá al retail físico, por lo menos en el mediano plazo. Los centros comerciales, sobre todo en el mundo en desarrollo incrementarán su relevancia como lugares de socialización, de una manera segura en el mundo post-COVID.
Pero la sobrevivencia y éxito futuro de nuestra industria depende de que la mayor parte de los retailers/tenants puedan reabrir, volver a operar y ser rentables. No hay ninguna duda de que la prioridad en este momento para todos los jugadores de nuestra industria es que un mayor numero de nuestros inquilinos logren superar la etapa de emergencia de la mejor manera; un centro comercial con una vacancia excesiva o sin inquilinos no es viable, y por ende sus dueños no podrían ni darle dividendos a sus inversionistas ni pagarle a sus acreedores. Y asumiendo que con contadas excepciones, ni los desarrolladores ni los retailers recibiremos ayuda de nuestros respectivos gobiernos, realmente solo nos tenemos el uno al otro para ayudarnos.
Sería muy aventurado tratar de predecir como se verán los centros comerciales post-COVID, pero el consenso es que la tendencia de crecimiento de los restaurantes y el entretenimiento como anclas de los centros comerciales se reforzará conforme las restricciones de distanciamiento social se vayan relajando (“Food is better when we eat together”). También se estima que las marcas de las que la gente esté enamorada serán las que podrán salir más rápidamente de la crisis, mientras que las que ya venían fallando antes de la crisis probablemente no superen esta etapa.
Así mismo, los centros comerciales tendrán que reinventarse; la relación de “casero” con inquilino ha cambiado. A mediano y largo plazo, los tamaños actuales de las tiendas no harán sentido. Los centros comerciales tendrán que acelerar su tendencia de convertirse en las “plazas del pueblo”, pero está vez no solo proveyendo un espacio adecuando para que la gente se reúna y socialice, sino además que lo pueda hacer de forma segura. El COVID-19 no eliminará la naturaleza social de los seres humanos, pero si la transformará.
Está puede ser la gran oportunidad de los centros comerciales de recrearse en “hubs” comunitarios seguros, mejor integrados a las ciudades y siendo una extensión de los hogares de sus clientes (“a real third place this time”), difícilmente se podrán seguir llamando centros comerciales ya que su vocación comercial irá menguando rápidamente. El enfoqué estará en el consumidor, en el cliente final y en sus necesidades.
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