Por Jorge Luis Linares, Director de NeuroZoom.
Se calcula que la transición entre el homínido predecesor y el Homo Sapiens moderno se produjo entre 100,000 y 150,000 años atrás, basando las diferencias en el desarrollo del lenguaje y la lateralización de las funciones cerebrales, posiblemente determinado por aspectos genéticos aún desconocidos. El consumidor, es decir el ser humano, mantiene estas características heredadas a través de miles de años teniendo como objetivo principal la supervivencia, y esto no ha cambiado mucho aunque posiblemente moldeadas por la sociedad y la cultura.
El ser humano no ha sufrido ninguna mutación o evolución desde entonces, por ello el consumidor sigue siendo el mismo de antes, lo que ha cambiado es el entorno en cantidad y tipo de estimulación, abundante en algunos casos. Por ejemplo, ¿más publicidad es mejor?, finalmente estamos hablando de estimulación, en este caso una hiperestimulación que podría llevar a una saturación del sistema nervioso haciéndolo incapaz de procesar tantos estímulos a la vez y tomar una decisión acertada.
El consumidor fue, es y seguirá siendo más emocional que racional, quiere lo gratis, se deja llevar por la belleza, quiere soluciones rápidas y sin esfuerzo, se deja influenciar por los demás, busca el placer, entre muchas otras características de la especie.
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