Foto: Difusión
El color se convierte en un valor de marca.
¿Se imaginan el mundo sin color? Un amanecer completamente gris, flores, frutas, animales en tonos que van del blanco al negro. Definitivamente Gauguin, Wes Anderson y LaChapelle no serían lo que son. El mundo entero sería un caos. El color tiene más valor de lo que pensamos, el poder que tiene sobre la humanidad es digno de estudios.
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Los colores definen muchas de nuestras decisiones diarias, actuamos instintivamente ante los estímulos cromáticos. Semáforo, naturaleza, alimentos, ropa, apps, letreros todo está regido por el mundo del color. Los colores responden a la realidad de las culturas, le damos un significado y un valor. Algunos nos representan, hasta incluso tienen la capacidad de cambiar nuestros estados de ánimo.
El poder del color
El color cumple un rol fundamental en la diferenciación de las cosas. Lo primero que percibimos es el color, luego la forma y luego el concepto. Sabemos que el amarillo es de la suerte, el rojo es pasión, verde esperanza y blanco pureza. Pero la vida no es tan básica, el negro puede significar luto o elegancia y si le agregas un tono anaranjado es Halloween. Rojo y amarillo es comunismo, amarillo y rojo es McDonalds.
Los fast food utilizan mayormente los colores amarillo, naranja y rojo, para abrir el apetito, transmitir energía e incentivar el rápido consumo del producto para dejar el sitio a otra persona. Todo lo contrario al verde y los colores tierra de Starbucks, que cálidamente invita a quedarse.
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La guerra del color
Las marcas líderes apuestan por un color y buscan apoderarse de él. De esta manera el color se convierte en un valor de marca, no es casualidad que el rojo Coca-Cola predomine en la Navidad o el amarillo D’Onofrio sea sinónimo de verano. En esta guerra no gana el que llega primero, sino el que se mantiene constante. La cerveza Carlsberg nace en 1847 y optó por un logotipo verde sobre una clásica botella marrón. En cambio Heineken, que llegó al mercado un tiempo después, apostó por una botella verde y de esta forma se apropió del color, hoy tenemos dos marcas muy similares en cuanto a color y valores que buscan un lugar en la mente del consumidor. Maggi es la causante que en la industria de alimentos masivos prime el amarillo. También están las marcas que deciden utilizar blanco y negro, como Apple, Nike o Adidas, esto les permite utilizar una paleta cromática más amplia que responda a las necesidades de la marca.
En conclusión, es fundamental que la elección del color corporativo sea estratégica y sobre todo se mantenga coherente en el tiempo, solo así se podrá concebir una marca fuerte y capaz de tomar el liderazgo de la categoría.