A propósito del rediseño del logo de la marca Céline y la airada crítica de sus clientes, revisamos las razones por las que a las compañías lujosas les cuesta mucho hacer rebranding.
Las grandes empresas de lujo están intentando reinventarse debido a que los millennials tienen otra perspectiva de lo que es el lujo. Ello les obliga a replantearse cosas y tratar de posicionarse de una manera distinta a la que venían haciendo.
De hecho, todas las marcas, sin importar su rubro, deben estar actualizándose para ser capaces de seguir el ritmo de sus consumidores y de los mercados. Y en ese camino van las marcas de moda, aunque su renovación no siempre logra conectar con sus audiencias, incluso sus cambios son cuestionados por los propios consumidores.
La razón está en que su identidad y vínculos con sus compradores es muy poderosa, ya que establecen lazos emocionales que van de la mano con el sentimiento de identidad que generan sus productos. Es por esto que cualquier tipo de cambio puede tener un impacto más serio al de otra marca que trabaje en un mercado distinto.
¿Un ejemplo de ello? Pues un reciente rediseño del logo de la marca Céline donde se utiliza una nueva tipografía, se elimina la tilde de su identidad gráfica y se cambia la separación entre las letras, ha despertado la ira de sus fans en las redes sociales, quienes acusan a la marca de ahora tener un logo que parece “barato”.
Este rechazo refleja la importancia de la identidad de las marcas de lujo, recordemos que el logo es la carta de presentación de una marca y esta hará que sus productos se diferencien de los demás. Como apunta el FastCompany, el logo de estas empresas, de hecho, es “una de sus gallinas de los huevos de oro, ya que permite elevar a ciertos productos y venderlos en un entorno de lujo (desde pintalabios a bolsos pasando por camisetas y otros productos que si no fuese por esto serían simplemente cosas baratas)”.
No es la primera vez que pasa, hace una pocas semanas, Burberry cambió su logo y también despertó las críticas de varios usuarios en las redes sociales, desde donde se les acusó de hacer uso del programa Word para la tipografía. Al parecer, las marcas lujosas, en su búsqueda de adaptación, están rompiendo con su pasado y generan una sensación de recelo en sus clientes.
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