Vivo hace algún tiempo un amor por conveniencia, lo reconozco con orgullo y sin ningún tapujo. Me respeta, cuida, engríe, hace reír, me consuela si lloro y le encanta bailar pegadito, incluso aunque no haya música . En pocas palabras, profesa con el ejemplo lo que Oscar De León dijo sabiamente en su extraordinaria salsa “Detalles”. Pero claro, yo no me quedo atrás : respeto, cuido, engrío, alegro, motivo, estimulo, bailo.
Por todos los verbos expuestos anteriormente, somos convenientes el uno para el otro porque nos hacemos bien. La “conveniencia” no es una mala palabra cuando se trata de parejas, todo lo contrario, porque te va hacer capaz de entender, reconocer y, sobre todo, comprometerte con hasta cuánto quieres dar y también recibir.
En el mundo de las marcas también existe el amor por conveniencia, y por supuesto que pueden haber historias con increíbles finales felices: Jay Z es uno de los músicos más talentosos, reconocidos y millonarios de la industria musical en el mundo. Bing, el buscador de Microsoft, hijo de Bill Gates y dueño de un patrimonio de, bueno, los ceros no alcanzarían en esta página.
Pero como en casi todo romance hay alguien que te hace el bajo, en este caso fue Droga 5, hoy, la agencia independiente más importante del mundo. Todo comenzó en el verano del 2010. David Droga fundador de Droga 5, tenia como cliente a Random House, la poderosa editorial que poseía los derechos editoriales para el gran libro autobiográfico de Jay Z. Solo tenía un pequeño gran problema: contaba solamente con U$$ 50.000 dólares para lograr que Jay Z venda más libros que EMINEM (rapero que hasta el momento había vendido más libros en la historia).
La idea tenía que ser grande, por lo menos al nivel de las expectativas del cliente. Microsoft, por su lado, cliente también de Droga 5, tenía un problema recurrente: a pesar de cientos de intentos, la gente no se acostumbraba a usarlos y preferían el buscador Google, en realidad ni siquiera se planteaban utilizarlos porque buscar en Google era parte de su día a día. Por otro lado, llegaban a una audiencia muy reducida, básicamente muy adulta.
¿Existía la posibilidad de generar una idea capaz de celebrar un romance por conveniencia entre estas dos marcas? ¿Habían necesidades complementarias? ¿Afinidades? ¿Intereses comunes? David Droga llegó con la respuesta: el libro de Jay Z se transformaría en un juego de pistas y códigos, que podrán ser descargados y descubiertos a través de Bing y sus herramientas de geo referenciación.
De esta forma, empapelarían y llenarían de códigos QR las ciudades que formaban parte de la biografía de Jay Z, con extractos del libro escritos en paneles, casacas en una tienda visitada por Jay Z, la piscina del hotel donde solía estar, un taxi estacionado en la esquina de su infancia, etc.
Por supuesto que la genial idea superaba ampliamente los 50k de Random House, de hecho, costaba U$$ 2 millones ejecutarla. ¿Valía la pena para Microsoft tener el lanzamiento más esperado por los millones de fans de Jay Z, y, a su ve,z a Jay Z como marca fungiendo como el protagonista de la mecánica para acceder al libro? ¿Le funcionaba a Jay Z tener a disposición de su libro el buscador de Microsoft y el respaldo de una marca como esa?
El matrimonio se celebró y fue un suceso para todos: Random Hous,e con Jay Z, vendió 750,000 copias ocupando el segundo lugar en b